

EL VUELO DE LA MOSQUITA VILMA


En el fresco de una noche amazonense, Vilma la mosquita Anopheles decidió salir a buscar comida. Pensó: – de cena quiero una sangre dulcecita. Vilma volaba por la comunidad buscando a quien picar, hasta que entró a una casa y vió a una señora acostada en su cama sin toldillo y dijo: - Zaz acá pico y como rico!. Despacito se acercó a la pierna de la señora y con su pico como aguja tomó la sangre que quiso hasta quedar su estómago llenito. Lo que Vilma no sabía es que esa sangre estaba contaminada con el parásito de la malaria que de su estómago se movió a su saliva.
Días después la mosquita Vilma tenía hambre de nuevo y decidió salir más temprano a una chagra cercana donde estaba un joven sembrando yuca con camisa de manga corta. Puso sus ojos en el joven, se acercó cuando no estaba viendo y le dijo – Tauma! por dejar el brazo sin cubrir, yo te voy a hacer sufrir!. Aunque la mosquita Vilma muy victoriosa emprendió su huida, el joven más rápido puso fin a su vuelo con un lapo en donde sintió la picadura.

A eso de las dos semanas después de la picadura, el joven empezó a sentirse mal pues no sabía que en la saliva de la mosquita Vilma estaba el parásito Plasmodium que lo estaba enfermando. Por causa de la fiebre, sudoración, dolor de cabeza y escalofríos a la misma hora de la noche, el joven se sentía peor y peor. Sus padres preocupados fueron donde el abuelo Israel a que lo viera y el abuelo muy sabio le dijo a los padres que tratan la fiebre y el escalofrío con hierba luisa pero que en la mañana fuera al hospital a que lo vieran. Y si, con un estudio de su sangre, al joven rápidamente se le confirmó la enfermedad de malaria. De inmediato recordó a la mosquita Vilma que en la chagra lo picó y pensó: - A ti mosquita, que puse fin a tu vuelo, no te dejo que me hagas sufrir más, me voy a tomar el medicamento completo y voy a tomar el remedio de la cáscara del remocaspi que me preparó el abuelo sabio.
Así como el joven, una dos, tres, cinco y hasta 10 personas de la comunidad se enfermaron, pues la mosquita Vilma no fue la única que se infectó. Las familias preocupadas decidieron hacer una minga para limpiar los solares y quitar las cáscaras o tarros con aguas estancadas, pues se dieron cuenta que en esta agua las mosquitas ponen sus huevitos. También aprendieron que hay que usar toldillo, angeo y manga larga para que las mosquitas como Vilma no los vuelvan a enfermar.
EL ENCUENTRO DE LAS FAMILIAS AEDES Y AHUE

En una comunidad de la ribera del Amazonas vivía la familia Ahue: don Pedro, doña Elda y sus hijos Esmeralda, Mariana y David. Su casa en madera era fresca y acogedora, llena de planticas en su solar con flores de muchos colores y olores. Pero debo decir que la familia Ahue no vivía sola en esa casa, pues en las hojas de caraná del techo de la cocina tenía su hogar Los Aedes, una familia de mosquitos que decidieron mudarse a ese lugar fresco y oscuro que encontraron en la cocina.

En un día lluvioso de mayo, la mosquita Aedes vió una cáscara de copoazú que Esmeralda dejó en el solar luego de comerse la fruta. Se dio cuenta que la cáscara estaba llena de agua y que era perfecta para poner sus huevitos. Su marido don Aedes se alimentaba de néctar de las flores del solar, pero para la mosquita no era suficiente porque ella quería alimentarse con sangre mientras esperaba que nacieran sus crías. Entonces la mosquita Aedes salió de su hogar en el techo para ir en busca de su preciada comida y vió a David jugando con su madre.
Al ver el suculento alimento se lanzó al niño dándole una gran picadura y quedando satisfecha por su cena, mientras que David sólo sintió una leve picadura y paró para rascarse antes de seguir con su juego.
Luego de cuatro días, David se empezó a sentir mal, tenía mucha fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular. Doña Elda le preparó remedio vegetal que le ayudó a sentirse bien pero se dieron cuenta que en su cuello empezaron a aparecer unos puntos rojos muy chiquitos como un sarpullido. Entonces decidieron bajar al hospital donde lo revisaron y se dieron cuenta que era dengue. La mosquita Aedes tenía un gran secreto, era muy golosa y no le dijo a su marido que unos días antes salió un rato de la casa y picó a un amigo de Mariana que tenía su sangre infectada con el virus del dengue.
Pero esta historia no llega a su fin, pues el encuentro de las familias Aedes y Ahue no termina. Recordemos a las crías que nacieron del agua en la cáscara de copoazú y que se fueron a vivir con sus papás en el techo de caraná. Son sus diez hijos unos mosquitos de color negro con mancha blancas en sus patas y de pecho plateado y están listos para picar. Entonces si no quieres convivir con una familia Aedes, te recomiendo lavar los tanques de agua, no dejar agua estancada, usar toldillo al dormir y poner tocai, ají o copal para humear dentro de la casa y así ahuyentar los mosquitos.
